dimarts, 22 d’octubre del 2013

El cáncer no es de color rosa


Andaba pensando desde hacía unos días en cómo canalizar mi rabia hacia la noble e inofensiva causa de la legión del lazo rosa y este sábado me encontré con algunas respuestas y algunos argumentos de peso para manifestarse en contra del adorno que durante la semana pasada mucha gente me pidió que pusiera como imagen de perfil de en las redes sociales.

Porque el sábado La 2 emitió en La Noche Temática el documental Lazos rosas, SL, basado en un libro homónimo. Lo pillé empezado y me dispuse a verlo el domingo en TVE A la carta.  Tenía muy buena pinta.
¿Cuál es el origen del lazo rosa y cómo la industria nociva se apoderó de él para darle la vuelta y convertirlo en un obsceno objeto de consumo? ¿Por qué, precisamente, el lazo es rosa? ¿Cuántos fondos -de verdad- de los recaudados con el marketing rosa llegan a financiar la causa? ¿Cómo de atomizada está la investigación sobre el cáncer de mama? ¿Por qué la administración pública sigue recortando gastos para prevenirlo?

Yoplaît, Avon, Estée Lauder, Kentucky Fried Chicken tienen intereses económicos en el negocio. También hay conglomerados empresariales más difíciles de detectar a simple vista de la industria plástica o farmacéutica, además de otras compañías lácteas y cosméticas. Y seguramente en 'Lazos SL' no aparezcan todos.

Otro asunto que irrumpe en Lazos Rosas, SL muy a tener en cuenta es la preocupante y creciente adhesión a las "asociaciones confort", muy especialmente a través de la peligrosa implantación de las fundaciones surgidas al calor de la desregularización del estado -presten especial atención al discurso de Ronald Reagan  que se recupera en el vídeo, compárenlo con los discursos de Mariano Rajoy o Alberto Fabra y señalen las 7 diferencias- , levantadas por grandes capitales con dos objetivos principales: maximizar los beneficios y aumentar la reputación social. Eso que ahora nos dice el Gobierno y -precisamente- TVE que debemos hacer: caridad, beneficencia,voluntarismo de chicha y nabo. Y, así poco a poco, sin que se note, vamos despolitizando y desactivando las luchas sociales.

La mayor parte del documental se centra en Estados Unidos -aunque también destaca la situación de Canadá-, pero lo que se narra puede extrapolarse al resto del mundo. En él se dan cita testimonios muy valiosos y muy reveladores. De un lado, activistas, científicas y mujeres enfermas que explican su sufrimiento; que un cáncer nada tiene que ver con el color rosa. Del otro, vendedores de humo y gente -mucha gente- que les ha comprado la moto.

A veces una encuentra pequeñas lecciones que le reconcilian con la caja tonta. Dura una hora larga. Lo mismo que dos capítulos de una serie de moda. Estará disponible online aquí hasta el 3 de noviembre. Yo probaría.  

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